Berrocal de Zarzuela del Monte

La Sierra Oriental

Esta parte de la sierra se caracteriza por la  presencia de tres pequeños cerros que definen dos valles por los que discurren el río de la Sierra y el arroyo de la Tejera, el primero con poco caudal aunque durante todo el año, el segundo generalmente seco durante los meses del estío.

Si recurrimos a la cartografía oficial el río de la Sierra nos aparecerá como arroyo de Zarzuela del Monte y el de la Tejera como arroyo del Hondón, pero nos gusta respetar la toponimia local porque es como se maneja y se entiende la gente de la zona y si buscamos un lugar y preguntamos a algún paisano por nombres que aparecen en la cartografía clásica es muy probable que no sepan el paraje por el que les estamos pidiendo información.
Ambos arroyos se unen al final de la sierra justo antes de abrirse a los campos segovianos y es entonces cuando el arroyo resultante toma el nombre de arroyo de los Caces (de las Huertas en la cartografía oficial).

Los tres pequeños cerros o promontorios que definen estos arroyos son el de la Cabeza (1113 m.) situado justo al norte, el de San Antonio (1182 m.) al oeste y el Cerro Mediano ( 1139 m.) al este.
Todos estos elementos dan un perfil más irregular que en el caso de la Sierra Occidental, con continuos cambios de pendiente que notaremos si queremos cruzar a pie de una punta a otra dando una sensación de constante sube y baja.
Sin duda esta parte de la sierra es más angosta que el resto y resulta más inhóspita para el caminante teniendo la sensación de estar en un lugar remoto y perdido donde solo el trino de los pájaros rompe el silencio. Esta sensación desaparece en el momento de subir a cualquiera de los tres cerros.

En esta parte de la sierra podemos definir un par de rutas, la primera bastante corta y sencilla en la zona conocida como la Cuesta de las Serias y la segunda más larga y algo más complicada por la orografía que sería la ruta del Camino de los Toriles que comienza en la pequeña vega que se forma en el cauce del río de la Sierra antes de girar al este para salvar el cerro de La Cabeza, justo en el lugar donde se encuentra la losa conocida como piedra de la Llave.
Desde esta vega también podemos hacer una pequeña incursión por el camino viejo que llevaba a Navas de San Antonio para conocer el misterioso Callejón del Infierno.


La tipología de granitoide que más abunda en los valles son los canchos y las laderas graníticas.

Destaca el Cancho la Lucía situado sobre el arroyo de la Tejera, por su magnitud y por la cantidad de rocas que afloran, es lo más parecido a una pedriza si bien realmente se trata de una ladera granítica.
En los valles también encontramos muy buenos ejemplos de torre de bloques que el agua ha ido meteorizando y dejando al descubierto.

Otra curiosa formación es el conjunto de lanchares que hay en la zona conocida como Fuente Majada, uno de los cuales soporta los míticos Cuatro Torreznos como si de un plato se tratara.
Canchos, piedras caballeras, bolos y bloques se hayan dispersos por toda esta parte de la sierra al igual que ocurre en la zona occidental, y muchos de ellos tienen la suficiente dignidad para tener nombre propio y para haber sido retratados por el pintor local Ángel Pérez Dimas.

Las encinas se desarrollan por los cerros y los prados aunque alrededor de los cauces de los arroyos también se desarrollan especies de ribera como sauces y chopos. También en los prados húmedos cercanos a los regueros podemos encontrar otras especies como Majuelos, Fresnos(Fraixinus excelsior), Escaramujos(Rosa canina) y Zarzas (Rubus ulmifolius).

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